miércoles, 31 de julio de 2019

Camino del horizonte




Salimos a la orilla del mar
como se sale a la noche oscura:
sigilosos y expectantes.

El mar estaba calmo.
El cielo plagado de estrellas.

-Mira, la osa mayor -dijiste.

Pero yo era incapaz de ver.
Era mi época de ciega.

¿La recuerdas?

Tú eras mis ojos, mis manos, mi luz 
y mi cobijo.

Las olas nos mordían la punta de los pies.

Entonces te lanzaste y yo te vi alejarte
hacia el sol que nacía en nuestros adentros.

No fue un espejismo.
No fue una alucinación.
Fue el perfil del mar calmo roto por tus brazos
abriéndose paso al infinito.

Nunca te he amado tanto como entonces.

Ni ahora, en esta silla desgastada por el tiempo
en la que sigo esperando tu regreso.