La tumba del sueño
se precipita
sobre los hombros
vencidos del día.
¿Cuándo fuimos más vulnerables
que en el crepúsculo
del engendrar ilusiones?
Por eso las podamos
y luego trituramos su savia,
para regar los campos
de la incertidumbre.
Vendrán luego las siembras
capitales que abren la Tierra
a fortalecer tus entrañas
y almidonar sus frutos.
Caer es solo la primera parte
del trato.
Cuando la esperanza crezca
hacia el núcleo y su sombra
sea bosque estaremos
en disposición de reiniciar
las diferentes etapas
del Camino.
Date tiempo.
Ya sabes que tiempo
es una palabra inabarcable.
Por tanto, deja de pretender.
Hazte cobijo
y serás refugio
en la mañana.
Sol, luna y lluvia
ya se turnan en sus elocuencias.
Dales margen pero no permitas
que te dominen sus influjos.
Los pastos son tan anchos
como el cauce del río
que abre la vida
a la tumba del sueño.
Sobre los hombros vencidos
del día, sí, sobre esos hombros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario