viernes, 23 de marzo de 2018

Elogio y aprendizaje de la ligereza I





Ser ligera.

Como un vaivén
de polvo de estrellas
que divaga en la noche.

Como el mapa celular
de la vida oculta
y los misterios.

Discurrir en el río
cual gota de oxígeno
que disfruta del tránsito.

Oh, sí, ser ligera
abandonando 
intensidades
pasiones y esfuerzos
de la sangre.

Ah, la ligereza,
¡qué don, qué don
de la naturaleza!

Siendo ser
sin apenas verse
en el ver 
mas contemplándose
en la música
extinguiéndose
en el placer.

Ojalá algún día
la flecha de mi impecabilidad
se clave en la diana 
del cosmos
sin la tensión del arco
por impulsarla.

Que sea solo un navegar
en las ondas hermanas
de la liviandad.

Ser ligera 
es más que mi deseo actual
es la aspiración de mi espíritu,
ese aliento
impulso esencial
con el que camino.


(*) Dibujo de Ramón y Cajal de las células del cerebelo de un pollo.