Hay versos que tal vez ya no pueden ser,
como si el mundo hubiera dado
un vuelco tan grande
que hubiera borrado de la faz de la Tierra
algunas voluntades.
Son versos que quedarán en la estela
de lo ignoto.
De lo que aspiramos un día a explicar
pero Dios decidió que siguiera
en riguroso misterio.
Sí, algunos diréis: pero si Dios murió.
Otros lloraréis todavía compungidos
por el maremoto mortal de las Furias:
pero si Dios agoniza.
Y sin embargo somos un legado.
Cada uno con su mensaje.
Cada uno con su misión.
Puede que ahí resida la semilla
de la poesía que vamos a necesitar
para seguir caminando.
Confiemos.