domingo, 15 de febrero de 2015

Llegará la primavera y engendrará luciérnagas





Llegará la primavera
y engendrará luciérnagas
serán mayo azul
y junio verde en las heras
camineramos juntas
-sin mezclarnos-
sudadas 
-sin marearnos-
pero con oleaje interno
y tras unos cuantos pasos
-quizás saltos en densidad de las estrellas
o en la profundidad de los bosques de luz-
podremos plantar una raíz nueva.

Cimientos invisibles entonces
sostendrán la esperanza
en el silencio de la noche
y los huéspedes del mal
se extinguirán en pequeñas terrazas
al sol donde se seca la ignominia
de las manos manchadas de sangre.

Sí, llegará abril con su lluvia
ardiente y las nubes proclamarán
la firma mojada de un renacer,
de un amanecer anaranjado
respuesta de la ausencia de espejo,
latir solo de los corazones
que aún se sueñan ultraligeros,
firmamento donde subyacen
los no-deseos equilibrados.

Después nos despojaremos
del ruido de nuestra sombra
y al estar libre,
nosotras, frágiles en el horizonte,
inquebrantables en la memoria,
regresaremos a nuestra torre vigía,
la misma que desde ayer alumbra
la mirada del presente.

Sí, sí, sí, llegará la primavera
ausencia de frío y espuma nueva
que engendrará luciérnagas
para seguir andando el camino,
cubriendo de amor las tumbas
de nuestros antepasados
y escribiendo un nuevo género
humano,
el de las almas flotantes
la palabra fiable
y los versos volátiles.

Sí, llegará la primavera
y encenderá la senda de la paz
y el discurso del corazón.

Al fin, el movimiento encadenado
nos trascenderá.


BSO, Chandelier, de Sia

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