martes, 9 de febrero de 2016

Poema de la mujer romántica exhausta




Me gustas cuando callas
porque al fin hay silencio.

¡Ay, si dejara de oírte!

Me gustas cuando no estás
porque así no te aguanto.

¡Ay, si dejara de ser tu water de lágrimas!

Me gustas cuando desapareces
porque espero que sea para siempre.

¡Ay, si dejara de imaginar la libertad!

Me gustas cuando me olvidas
porque así no me molestas.

¡Ay, si dejara de tirar lo que me regalas!

Me gustas cuando roncas
porque quizás un día te ahogues.

¡Ay, si dejara de ansiar el otro lado la cama!

Me gustas cuando comes
porque igual te atragantas.

¡Ay, si dejara de masticar en mis entrañas!

Me gustarías sobre todo
si nunca te hubiera conocido
y estuvieras por conocer;
o mejor aún,
si en ese por conocer
tuvieras tiempo de descubrirme
como soy y no como quieres 
que sea;
o ya ideal,
si en ese futuro encuentro
que ya por desgracia sucedió
tú fueras tú 
y yo solo yo,
sin cargas, 
sin cuentos románticos,
sin paisajes idílicos,
sin romances 
ni misiones imposibles.

Solo tú y yo.

Y ahora que me lo preguntas,
te lo digo:

- Quiero el divorcio hoy
porque justo esta mañana la lejía
funcionó: borró para siempre
tu promesa de bajarme la luna
y evaporó mi anhelo 
de que cambies,
cambiemos, 
nos amemos.


BSO, Yo aprendí, de Danay Suárez


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