Soy la que ve.
Más allá de lo obvio.
Lo obvio en sí.
La cosa y su representación.
Su símbolo y la señal.
Todas las posibilidades.
La única realidad.
Lo que es y lo que será.
Sus otras consecuencias
y dimensiones.
Sigo siempre la visión
que se manifiesta.
A su llegada,
la profecía,
penetra en mí
como la enseñanza
en el sabio.
La carne se abre,
recibe.
La sangre lee
y discurre.
La mirada sueña
la imagen y ya todo
lo sabe
para ignorarlo.
Ese es mi don.
Ese es mi reto.
Saber para ignorar.
Silencio que se funde
en el futuro.
Con el tiempo
he aprendido
que solo la llegada
de lo inevitable
puede generar
conciencia.
Por eso callo,
por eso y por los ángeles
de los diferentes
que abren sus almas
sin rencor.
(*) Dibujo de Gertrudis Losada Alva.
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