No basta con ser sabio y tener conocimientos.
No basta...
Se precisa conexión con la fuente
y entrega leal al momento.
Una determinación poco corriente
además de flexibilidad de rodillas
y fortaleza de corazón.
No, no basta ser sabio y tener conocimientos
para alcanzar
las cimas de las encrucijadas
y aliviar las llagas
de los pobres y humildes,
de los débiles y necesitados,
de los quebradizos y lagrimeantes
de espíritu.
Para lograr la cúspide
del círculo
es preciso
alternar la ceguera de alma
con la intuición de la brisa.
También va bien saber escuchar
el murmullo de los ríos al despertar
y la cadencia del viento
durante el crepúsculo,
sobre todo si se aproxima
la lluvia.
Y después de todo,
cerca del final del periplo,
poner una rosa
en el centro,
una gota de sangre seca
en los arcos de las entradas
y esperar a que los ángeles
batan sus alas en señal
de buenaventuranza.
Eso es.
Confiad más en el latido
de la bruma de un corazón
-incluso herido, incluso rabioso-
que en la sabiduría
de un conocimiento triste,
decadente.
Dios nos bendiga
en la puerta del Sol
y la Luna guíe
la siembra de nuestros pasos.
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