Desnuda y descalza
vago por el bosque
mis manos sangran
mi vientre sangra
mi corazón sangra
y mi sangre hierve
mientras
en alguna parte
alguien muere.
Entre los árboles
susurra el viento
un inquietante
te quiero
y las grietas de mis pies
gritan contra la voz
del horror
mientras una luz
invade el musgo del tiempo.
Los hombres
y los perros
me buscan
pero no pueden
econtrarme
y se rendirán,
como siempre.
Los veré irse lejos
tan lejos
que nunca estarán
más cerca.
Se secará el río
los árboles arderán
y la leña quemada
silenciará
la tragedia
pero nunca podrán
enterrar
mi vestido:
él guarda la vida.
Él y solo él
es el aliento
de la memoria
de todas las mujeres
que soy
que somos
que viviremos
siempre
en vos y tu conciencia.
Las mismas que ahora
luchamos
en la niebla
para perdonarte.
Hágase.
BSO, Lágrima cantada por Misia