Ah, la vida corriendo por las venas
y de nuevo viendo la belleza
en todos lados.
Enamorada, otra vez, de casi todas.
La bibliotecaria, ¡qué mirada!
La cajera del súper, ¡qué amabilidad!
La conductora del metro, ¡qué audacia!
La alumna de ingeniería, ¡qué sonrisa!
La enfermera, ¡qué humanidad!
La cantante del metro, ¡qué energía!
La recepcionista, ¡qué voz!
La corredora del río, ¡qué determinación!
La figurante de la serie, ¡qué presencia!
Todas, casi todas,
podríais acompañarme en este tramo
de mi carrera,
pero aguardo paciente
a aquella que camina sin prisa
y va a llamarme
-todavía no sé cómo-
para que me detenga,
mire, reconozca y sepa.
¡Ah, la vida corriendo por las venas
y cuántas mujeres bellas!