Tú buscabas un desnudo que fuera como un río,
toro y sueño que junte la rueda con el alga,
padre de tu agonía, camelia de tu muerte,
y gimiera en las llamas de tu ecuador oculto.
Porque es justo que el hombre no busque su deleite
en la selva de sangre de la mañana próxima.
El cielo tiene playas donde evitar la vida
y hay cuerpos que no deben repetirse en la aurora.
Oda a Walt Whitman, de Federico García Lorca
Cuántas cosas se acaban
y empiezan en un día.
Un día es un mundo
girando siempre del revés
para buscar un sentido
que no existe.
Solo tenemos la vida
que recordamos
y la que ignoramos
al otro lado del alma.
Ambas pasan a destiempo
en la dimensión de lo posible.
Ambas salían de tus dedos
y de la cuchilla de tus músicas.
De pronto la otra noche
alguien canta en el escenario
y llegas desde atrás
aunque ya vayas a estar siempre
delante,
avanzándote al calendario.
Como solías hacer.
Fira de Tàrrega del siglo pasado
ojeras de madrugada
vida soñada que pasa ante mis deseos
Stupendams a capella
y aquel hotelito en las afueras de Vallbona
donde estaban ¡l@s artist@s!
Persecución de lo que se quiere ser
y ya se es.
Tu vida en lazos continuos
de terciopelo áspero
rozándome las sienes
de aquellos recuerdos.
rozándome las sienes
de aquellos recuerdos.
Siempre dentro y fuera a la vez.
Con esa doble visión
del cielo y de la tierra
que te elevaba a zonas
inexploradas de la geometría
del cariño.
Incuestionable.
que te elevaba a zonas
inexploradas de la geometría
del cariño.
Incuestionable.
Tus cigarrillos constantes
de sueños, tristezas y necesidades.
Las noches vividas como si fueran
mañanas y las mañanas
noches oscuras de sintonías
y nuevos pentagramas.
Aunque nunca supe mucho de ti
-¿alguien puede decirme
si se sabe algo de alguien
alguna vez?-
te miré mucho a los ojos
cada vez que te visitaba en La Pulga
y en alguna ocasión me dijiste
un par de verdades imprescindibles
que he olvidado
pero que guardo
en la isla de mis tesoros.
pero que guardo
en la isla de mis tesoros.
Frente a ti nunca estuve loca
ni cuerda ni intensa
ni excesiva ni feliz
ni siquiera abandonada
de la gracia
del subsuelo
del subsuelo
de los vivos y los muertos.
Mi nombre en ti adquiría
una profundidad de campo
más allá de la vida rara
que nunca se acaba
que nunca se para
porque la vida sin rejas, Laurita,
la vida sin rejas.
la vida sin rejas.
Tu nombre en mí me daba sombra
imprescindible
en la que guarecerme
en las auroras del hambre.
Las Laura nos vamos de copas
con la Parca las madrugadas
de luna llena
y los días en que la vida
es pendeja.
Sí, tú la tuteabas
como a una colega
pendenciera
y yo con la venda
de las heridas secas,
la sigo esquivando.
Quién sabe si el regalo
de acompañarnos en este tramo
ha sido solo una especie
de acepción nueva de la palabra
LIBERTAD.
Quizás nunca lleguemos a saber
si fuiste una terrícola libre
pero me consta la perseverancia
de tu intento, de tu gesto
anónimo para la gloria
del olvido.
Ahí tu música se alza
hasta rozar el vórtice
de los horizontes de grandeza.
Casada contigo misma
todavía hay montañas
de ciénagas, arenas movedizas
y amaneceres sin campanas
que pugnan por guardar
parte de tu memoria.
A partir de ahora quiero que sepas
que voy a estar atenta
a ver si te vuelvo a encontrar
en otro rostro
en otro nombre
en otra mirada
en algún ser que tenga a bien
no juzgarme nunca
indicarme la senda de lo imposible
y oficiar de maestra de ceremonias
en mis nuevos esponsales
con el arte, las gentes,
los animales y las cosas
inánimes que nos rodean.
Como siempre hacías.
Como siempre has hecho.
Como sin duda volverás a hacer.
Barcelona-Bilbao-Barcelona. Junio de 2014
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