viernes, 15 de abril de 2016

Ahora que ya no soy inmortal




Ahora que ya no soy inmortal
me duele todo el cuerpo
y el mundo está más cerca.
Aquí al lado.
En una risa.
En una cagada de paloma.
En un rayo de sol urgente.
En unas nubes migratorias.
Hasta en una triste
repetitiva noticia
en la que se recuerda
que el ser humano
sigue siendo deficiente
para el ser humano.

El mundo se pasea
en las patitas del saltamontes
que se perdió en la tormenta
y acabó moribundo
en el pasillo del gimnasio.

Desde que soy mortal
voy de entierro en entierro
para poder llorarte a gusto, papá.
Con fundamento.
Me crujen las rodillas
me lesiono jugando al basquet
y hasta por las mañanas
me huele el aliento
a madurez.

Pero sobre todo
desde que sé que algún día
moriré
miro el horizonte
de lo que fue mi vida inmortal
y te doy las gracias, papá,
por todas las omnipotencias
recibidas.

El mundo es ahora un instante.
Qué alivio.


Foto de Gertrudis Losada