A Consuelo Trujillo,
que siempre que te acercas a ella, te abre la puerta de lo extraordinario.
Cuando tocas lo
extraordinario
luego se hace
difícil
volver a la
humildad
de la propia vida,
haciendo ver
como
que no ha pasado
nada,
como si no te
hubieras
encontrado de
frente
con lo que eres
con lo que puedes
llegar a ser
-quizás no ahora
mismo
quizás un poco más
adelante
quizás no siempre
solo a veces-.
Entonces recolocas
la hora del
despertador
cambias la canción
vas a la peluquería
a que te corten el
pelo
en plan Dalila
abres la ventana
y te dices con
cierto fastidio:
- Jódete, que
además
hay sol.
¿Será que todo lo
experimentado
ha sido solo el
reflejo del sudor
en el lago de la
verdad?
¡Anda que no!
No sabes si olvidar
si recordar
si olvidar
recordando si recordar olvidando
o darte un sopapo
en plena nostalgia
en el corazón de
ese sopor lento
con el que
tropiezas a cada rato.
Suerte que en tu
desesperación
por regresar a la
antigua calma
has abierto todas
tus libretas
y has encontrado
una frase que te
regaló NER
en su libro de
memorias.
Las cosas nunca
volverán
a ser lo que
eran
pero pueden ser
buenas.
Y en un rapto de fe
te dices a ti misma
¿y si fueran
mejores?
Esto no ha hecho
más que seguir.
(*) Foto de Gertrudis Losada.
BSO, The sound of silence, by Simon & Garfunkel
Tal cual bella danzarina de las palabras🌻
ResponderEliminarGracias :-)
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