Las fronteras
sangraban
de miedo
y los cuerpos se
precipitaban
en las alambradas.
No necesitábamos
ver.
Lo sabíamos. Lo
palpábamos
en los pétalos de
la margarita.
Muchos poetas
cargaron sus bolsillos
de piedras y
cuchillos
y ascendieron a las
cimas
de las montañas.
Había en cada
esquina del mundo
un guardián
defendiendo
el final, los
finales.
Dispuesto,
preparado.
Entrenado contra la
palabra furcia.
Esperábamos los
crepúsculos
y atendíamos sus
círculos.
Aceptamos la puerta
abierta.
¿Qué otra cosa
podíamos hacer
desde la aurora de
la desesperanza?
Septiembre pertenece al micro poemario
Alma_ñaque, de Laura Freijo
(*) Foto de Gertrudis Losada.
BSO, Hope There's Someone, de Antony & The Johnsons
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