viernes, 19 de diciembre de 2014

Destino, ese algo que ignoramos



A mi padre


Apretando las líneas del camino vamos
Sin darnos por aludidos en la escritura
Del destino.

Pocas veces somos dueños de nuestro presente
Más las hazadas y las sierras nos pertenecen.
También los frutos, los árboles y los pájaros
Forman parte de nuestros ejércitos de semillas.

La grupa la cabalgamos nosotros
Y nuestras sombras
Y todas nuestras reminiscencias de los mundos
Que nos circundan.

Pero no olvidéis, gentes de buena fe,
Que la vida aunque múltiple no admite traiciones.
Y si hay que curar heridas
Deben limpiarse en el silencio del corazón
Y en el amor de la entrega sincera.

Por lo demás, el desierto y la lluvia seca,
Esperan.

Hace falta algo más que valor
Para también transitar la desnudez
De la marea
Y, aferrados a la mano del mensajero,
Abrazar sin acento al ardiente sol de la mañana
Para así mantener intacta la esperanza
De la lluvia mojada prometida.

Romper la cadena no quiere decir abandonar.
Romper la cadena quiere decir tener otra oportunidad.

Padres y madres del mundo
Permitid que vuestros hijos y vuestras hijas
Partan hacia el olvido para recuperar
El verdadero valor de la memoria imprescindible.

Pues no son hijos e hijas vuestras
Solo son los viajeros y viajeras que se hospedaron
En vuestras casas cuando la sombra y la tiniebla
Cuando el fuego y el viento
Cuando los elementos fieros de la intemperie
Podían vencerlos.

Ahora es momento de presente.
Momento de camino propio,
No por eso más libre o auténtico,
Solo propio.

Recuperar el sentido de la lágrima y la risa
Es la única vía.
El legado para ese algo que ignoramos.




BSO, A mi padre, de José Luís Perales


Martes, 6 de diciembre de 2014